jueves, 23 de octubre de 2008

A merced de la gripa

Aun pienso brevemente si debo escribir o no este blog, quizas por el universo de malestares que me estan agobiando a raíz de una gripa tremenda, obsequio o consecuencia de una imparable y cambiante estabilidad climática que permite a los virus, que hagan fiesta con mi organismo intentando robarme la alegría en breves instantes.

Soy una estadistica más, mis ojos llorosos y un dolor que incomoda, son la evidencia real que mi salud se ha deteriorado en un suspiro, recien ayer estaba con un sentido del humor a flor de piel, mi boca no paraba de intercambiar opiniones, al calor de los breves momentos de tertulias en la oficina, sin embargo hoy, he padecido de un silencio involuntario que a raíz de estos insufribles malestares me he visto en la necesidad de sucumbir y aguantar como los grandes.

Dolor de garganta, mal humor, dolor hasta en el pelo, un deseo casi celestial de estar reposando en una superficie llena de almohadas que contribuyan a recuperar las fuerzas y la salud perdida.
Y que decir de esa tos irreverente, involuntaria, atrevida que siempre surge cuando menos corresponde y nos hace malas jugadas.

Solo al estar enfermos valoramos el estar sanos, quisieramos que de repente una pastilla mágica de una sola toma, generara el milagro médico de sanar cada dolencia y acabar con nuetra penosa enfermedad.
Se que podria poner fin a este mal de manera mas rápida si de pronto me volviera en el mas valiente sujeto en mi mundo personal y aceptará, que una inyección de algun buen antibiótico, pusiera punto final a esta lluvia de bacterias que decidieron apropiarse de mi salud añorada hasta hace un par de dias.

Pero .....Soy un cobarde, las agujas solo en las manos de mi madre, cuando recuerdo la actividad de poner un botón a alguna camisa vencida por el uso o el destierro en un armario.
Prefiero un coctél de pastillas mezclados con miel de jarabes varios para poder perseguir en camara lenta, la cura de esta gripa reincidente y castigadora, todo menos que mi piel, se vea invadida por una aguja que mientras impulsa el antídoto a mi organismo, un dolor punzante y estresante pone en jaque mi tranquilidad y cordura.

Ya pasará, quizas me tome algún brebaje con manzanilla, eucalipto, gengibre y me haga una cura casi ancentral, para contribuir a recuperar la salud, probablemente me duela todo hasta cuando doy un paso y mi noche se vea acompañada no solo de estrellas sino de un coro de sonidos estridentes producidos por mi armónica tos.

Lo bueno de todo es que mejoraré , siempre pasa, pero mientras, hay un pequeño via crusis que me lleva de esta sensación de dolor a la cura definitiva.

Y hasta que llegue ese momento, un abrazo