miércoles, 26 de agosto de 2009

Entre cuentos y sonrisas


Recién recordé una sonrisa tierna de mis hijas mientras de noche, les contaba las andanzas de mi infancia como si fuera un episodio de una serie televisiva, cada noche últimamente he optado por invertir mas tiempo en el proceso de sentirme
mas cómplice de ellas, con mi hijo varón lo intento, pero la pubertad me gana la competencia y me quedo limitado a intentos fallidos que eventualmente logran eco.
Cuando nos detenemos a pensar en nuestra vida y nos agobiamos con tantas cosas que solventar, esta colección de momentos felicez, son las que actuan como antídoto a las picaduras de desconcierto que solemos tener en algun momento de nuestra vida.
Hallar siempre una actividad , una razón para sonreir aun a pesar de ir contra corriente, siempre nos ayuda a resolver nuestros dilemas.

Pienso que a veces lo que nos falla es la ausencia de esperanza, es la falta confianza de que todo lo gris se pintará de colores en algun momento, por mas eterno que parezca, profesamos sin sentido un negativismo que nos impide ver la luz aunque este frente a nosotros padeciendo una ceguera voluntaria sin sentido.
Todo depende de nosotros, no podemos esperar sentados a que el aire entre en nuestros pulmones y sentirnos vivos, debemos respirar profundo, provocar la respiración que fluya en nuestro interior y nos recuerde que seguimos en pie de lucha en el camino de la vida.
En estos dias de incertidumbre política, de altos costos de la vida, de inseguridad ciudadana, de afectos comercializados, lo que siempre nos salvará es la actitud que tomemos ante las pruebas, los retos, los sacrificios, las malas rachas, eso será el punto en ventaja que límite una sonrisa de una lágrima.
Es tiempo de ser valientes, de no frenar el paso por muy escabroso que el camino se torne, seguir, persistir, sonreir aun cuando el alma quiera explotar en llanto, eso fortalece el interior y te inyecta en las venas un coraje, que permitirá que los "Yo no puedo" se conviertan en frecuentes "Voy a Intentarlo hasta lograrlo"

Debo irme, las niñas ya duermen, el efecto narcótico de mis cuentos hizo ya su efecto, viéndolas dormir se me llena la vida, cargo baterias para enfrentarme al mundo una y otra vez.

Un abrazo