miércoles, 18 de febrero de 2009

Viajando al pais de tu ausencia


Sigo aquí construyendo emociones renovadas,
Sigo creyendo en la certeza de tus palabras,
Sigo confiando en la sencillez de tus manos que me tocan y se duermen conmigo.
Sigo siendo el niño pasivo que se siente satisfecho si te sientas a mi lado y me acompañas a contemplar las estrellas.

A veces en las noches de luna, salgo al patio de mis lamentos, tomo mi guitarra y libero en canciones mi alma esperando lleguen a ti, cierro mis ojos preguntándome universales interrogantes, queriendo saber si me tienes vigente ahí en tu silencio.
Tomo un sorbo de café y su sabor excitante y relajante me recuerda el color canela de tu piel, mi musa, mi suspiro, mi alegría, mi tristeza en la lejanía de saberte ausente.
Preguntas si te amo y ¿es acaso que se ha apoderado de ti una ceguera inclemente?
¿Te has vuelto ciega a mis palabras, a mis acciones que proclaman que sigues ahí imperecedera, seduciendo mi presente, provocando la ansiedad interminable de tenerte en mis brazos y llenarte de placer traducido en caricias que nunca se repiten, que son nuevas cada vez?
¿Acaso no te enteras que he dejado de ser yo por convertirme en ti?
¿Acaso no te he dejado en las manos mi corazón sangrante?
¿Acaso no soy tan solo un romántico más congelado en la visión seductora de tu cuerpo?


He optado por dormir más seguido para poder soñarte, para poder tomarte y engañar el momento, sintiendo que aquí estas como en aquella noche eterna y breve donde fueron tus ojos el interruptor sensual que desató mi apetito por ti y que cuando quiero, basta un segundo para verlos ahí cerca de mi.
He dejado de cobijarme la piel con otros amores, quizás porque me basta el tuyo para conocer la gloria, para sentirme en paz y en plenitud sintiendo que no quiero cumplir mas fantasías que las que ya materializo en tu cuerpo, mi vicio, mi destino.
Estoy bajo una posesión afectiva y los espíritus se han puesto de acuerdo para que tu recuerdo viva solo alimentado por cada palabra tierna que expresaste, por cada mimosa sonrisa que hizo un jardín de rosas rebosantes de pasión interminable.

Olvido cuantos suspiros deje escapar de mi mientras escribo, detengo el trazo de estas palabras y con mis dedos hago un dibujo en el aire prediseñado tu rostro, dibujo tus labios, me inclino y los beso ahí invisibles pero míos volviéndolos tangibles con tan solo imaginarlos.
Sonreiré si al leerme sabes que es de ti de quien hablo, callaré brevemente imaginando tu corazón sintiendo, vibrando ante la humilde confesión de saberme embelesado de tu existencia, de esta melancolía que provoca la dosis de ausencia en la que el destino ha movido sus piezas para hacer una vil jugarreta.
Tengo sueño, volveré a soñarte, quizás al despertarme será tu cuerpo caliente el que se materialice a mi lado y tenga el poder suficiente para impedir que te vayas.
Recuerda que cuando no estás, el cielo deja de ser azul y se tiñe de un gris que no combina.

Un abrazo