lunes, 8 de diciembre de 2008

Epílogo de una tarde de sueño

Tarde de Domingo, vuelvo a mi buscando respuestas, me siento crítico de mis fallos, crítico de mis ataques repentinos de rebeldía ante las injusticias, que como un mal juego, el destino propone a veces y alerta a este subconsciente tan consciente de mi mismo.

Camino buscando sentirme inspirado, preparo el ambiente adecuado para dejar fluir la pasión y la idea acertada para volverla lógica y que al escribirla me acaricie al ritmo en que hago nacer una nueva oración con significado. Mientras, busco el Cd correcto, hoy quiero estimularme con la música de Craig David que posee en sus letras y en su melodía, el cadencial ritmo para poder crear en mis sentidos algo de poesía.
Misteriosamente deduzco que, los mejores y más ardientes escritos, siempre son provocados por el hechizo embriagante de una fémina visión, pero no una visión cualquiera, hablo de aquella que con solo imaginarla te quita el aliento, te transporta y suscita una revolución a cada parte viviente de este accidentado cuerpo.

Embrujo de mujer real o imaginaria que consume de fuego mi sentir apacible, que transforma mi paz en ansiedad infinita y que hace a mis ojos estar sumergidos en una seducción, que se alimenta de cada línea sensual que dibuja esa imagen dormida.
Cerrar mis ojos es sentirla sin tocarla, es ceder al encanto de su cuerpo afrodita a su olor a cielo, a su piel de recién nacido que delata esta hormonal y pasional conmoción que despierta.
A veces, confieso dejarme enredar en esa telaraña de sentimientos que terminan enviándome a un destino sin llegada y en mi silencio dejo congeladas mis intensas pasiones. ¿Será por eso que cuando escribo, siempre encuentro algo nuevo para dejar vertido en estas líneas? Vivo descifrando un crucigrama interno que voy resolviendo a cuenta gotas y que cuando estoy a punto de descifrar los acertijos, cambia el orden y comienzo de nuevo.
¿Será acaso que esta sabrosa locura de escribir dejando escapar de mi suspiros, se convertirá en mi eterno delirio? Gustará a unos o le será indiferente a otros, pero formará parte de mi como la sangre a mis venas.

La tarde ya tiene un aroma narcótico, siento repentinamente una súbita invitación a tomar una siesta, ayer trasnoche y el cansancio está surtiendo en mi efectos colaterales, al parecer no ofreceré resistencia ante tal insinuación. Antes de hacerlo, debo poner un punto final a estas líneas pero como no soy bueno para despedirme, será tan solo un nuevo hasta luego.
Le subiré el volumen al sonido, dejaré el Cd en repetición y emprenderé la jornada al descanso.

Se me cierran los ojos…

Un abrazo