miércoles, 18 de marzo de 2009

Curado por el rabo de una nube


Ese día le pregunte que hacia cuando la tristeza le visitaba, cuando las melancolías se entercaban en traicionar su horizonte.
Me contestó que había una melodía que escuchaba: “Rabo de Nube” de Silvio Rodríguez, su respuesta me dejó algo perplejo y me pregunté qué clase de cura o terapia contra la pena era esa selección melodiosa del cantautor cubano.
Fue entonces que le pedí curioso que me la hiciera llegar por correo electrónico, para poder escucharla pasivamente y percibir si acaso, esa magia curativa que le restauraba sonrisas, era tal cual lo expresaba. Mi escepticismo era notorio no lo niego.
Olvidé por un momento la tertulia fugaz y de pronto mi día sin haberlo buscado se pinto de nubes negras y una alta dósis de enojo evolucionó y me desdibujo la alegría, la eliminó por completo, se sumaron una serie de eventos ingratos que lo volvieron más denso y complicado.

Llegó la noche y hasta la luna se ausento de mí, me sentí solo, vulnerable por el malestar insoportable de una ira indomable.
Llegué a mi escondite personal, mi baticueva, el rincón real de mis sentimientos y pensamientos, el universo donde se gestan estos escritos y recordé sus palabras, tomé el celular donde había bajado la canción, coloque los audífonos en mis oídos y cerré los ojos iniciando un viaje de caricias auditivas.
Pulsé “Play” y a medida la música se esparcía en mis sentidos, la tristeza e inconformidad se iban desintegrando y con ella, la desagradable sensación que la tarde, gratuitamente dejó envuelta en artimañas y tropezones acumulados hasta ese sanador momento.
Y comprendí entonces que al escuchar la canción, se renovan sonrisas y la esperanza se reconcilia con el buen humor y cualquier negativismo se vuelve polvo esparcido que no se transforma en nada.
Fue ahí que te dí las gracias en silencio, abrasé tu espalda y bese tus labios aunque no estabas ahí, estuviste, salvaste mi noche.
Por eso y para no olvidar la letra que me curó en melodía, dejo escrita aquí su huella, para recordarla cuando se destiña el color de un día y de esa forma, bañarlo de colores que no se disuelven nunca.

Un abrazo


"RABO DE NUBE"
Por Silvio Rodríguez

Si me dijeran pide un deseo,
preferiría un rabo de nube,
un torbellino en el suelo
y una gran ira que sube.
Un barredor de tristezas,
un aguacero en venganza
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza.

Si me dijeran pide un deseo,
preferiría un rabo de nube,
que se llevara lo feo
y nos dejara el querube.
Un barredor de tristezas,
un aguacero en venganza
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza.