lunes, 15 de diciembre de 2008

Leyenda Biográfica sin rostro (Parte 2)


Viene de parte 1

En ocasiones el desvelo involuntario le causaba la interminable pena del recuerdo y como castigo imaginario, angustiaba esas horas traicioneras hasta que sin darse cuenta, caía dormido, vencido, exhausto.
Tenía días azules no muy frecuentes, no toleraba que se pintaran de gris y si la situación amenazaba el momento, de sus entrañas fluían lienzos azules de esperanza llenos, para motivarle la vida.
Libraba una guerra entre ser libre o estar sometido en la cárcel de sus temores, que a veces bloqueaban sus virtudes, frenaban sus buenas acciones y lo apartaban del lado luminoso de sus días.
Contaba con la suerte de enamorar con sus palabras, tenía un extraño encanto que hasta el, muchas veces cuestionaba porque el destino benevolente, le hablaba rodeado siempre de angeles guardianes que sin llamarlos, estaban ahí escondidos, dispuestos para auxiliarle.
Era algo cotidiano casi siempre por las tardes, mientras aspiraba el motivante aroma que el café desprendía, dejar que su memoria desempolvara recuerdos felices de un pasado nostálgico y se entregaba en la deliciosa tarea de examinar sus vivencias.
Vivía en un infinito cuestionamiento de sus actos, había adquirido el defecto cruel de la desconfianza por temor al desacierto, provocando esta actitud, una casi imposible labor de entregarse a un amor en pleno, por el miedo inminente al desengaño.
Irónicamente le torturaba estar solo y más aun cuando no lo estaba, por eso pecaba de ser apasionado y se diluía en eróticos viajes por cuerpos de mujer que no lograban provocar más allá de su piel dejando cada vez más vacía su alma.
Sin embargo en su mundo privado del pensamiento, tenía la imagen de un amor consumado, la sanación oculta a su eterna pena de vagar perdido, sin llegar a un puerto fijo, una musa soñada, un ángel sin rostro, una lluvia infinita de suspiros, un punto y aparte a la melancolía invasora, un antídoto con figura de mujer a quien dedicar sus alegrías, su entrega más sentida, una calma a su agonía.
A veces, se interrogaba preguntándose: ¿Quien inventó la tristeza? ¿Porqué hace sucumbir a las almas? ¿Quien inventó las lágrimas? ¿Quien nos administra las presas lacrimales que de súbito abren compuertas en húmedas miradas?
Un día en que el sol en protesta no adorno su horizonte, sintió el deseo de viajar en el tiempo, quiso recordar el porqué de sus actos, de su cambio, de su presente realidad y emprendió una aventura en el laberinto vigente de su memoria, una travesía en silencio en el tiempo y entre el sonido cómplice de la brisa que acariciaba la mañana, se transportó al momento...

Continuará...

Un abrazo

Por el arte anónimo


No sé si es que me transformo al escribir, a veces no sé si soy yo o es esta ansiedad insaciable de sacar fuera este mundo mío en sensibles palabras dibujadas, lo que me convierte en otro cuando inicio la aventura de un nuevo blog escrito.
Entonces deduzco que todos tenemos una actividad que nos apasiona, algo que nos involucra con una marcada alegría, nos envicia adictos de una indescriptible sensación que se torna de sabores entre mas la vivimos.
Admiro al alfarero que con sus manos crea vida en barro, al pintor que traza en colores su alma, su sentir, su expresión absoluta, al canillita que con su voz potente, distribuye el periódico vivaz mercadeándolo, sazonando las noticias del día para ser vendidas, admiro también a la señora humilde que madruga cada día a un puesto de comidas que administra en el mercado, al albañil que con cemento une ladrillos y entre sudor y sudor, sobrevive un destino, al músico clandestino y al que se muestra en las plazas captando adeptos.
En fin la lista se volvería como una historia sin fin, cada persona tiene un mundo aparte donde tiene la libertad de ser pleno, de expulsar sin restricciones sus privadas emociones.
Muchos tienen talentos que no explotan, que no salen del callado anonimato, de un encierro personal que dejan silenciado, sin intentar mostrar al mundo que dentro de sus sencillas almas, se esconden diamantes de intenso brillo.
He tenido la suerte de conocer algunas de estas personas cosechando una sincera admiración, han dejado huellas de vida que han sido como estímulos, alicientes, para seguir confiando en que la raza humana aun con sus aislados desaciertos, sigue siendo una perfecta creación divina.
Por esas personas especiales que en su sencillez esconden un valor humano inmensurable, que tienen el valor de expresarse sin penas, sin vergüenzas, por esas y por tantas otras que son íntegras y llenan de arte este mundo, por ellas seguiré encontrando una nueva excusa para dejar en palabras, mi corazón.

Un abrazo