lunes, 28 de julio de 2014

Y recordamos encuentros...


Esos encuentros fugaces, esas miradas que son química que afirma que la atracción es una realidad que hace de dos extraños confidentes, pero que puede ser efímera como el encuentro mismo...
Llovía frecuentemente, eran esos días donde las estaciones del año eran puntuales, no con los letargos de ahora y esas elevadas temperaturas que dan la impresión que el verano no ha partido.

Ella caminaba apresuradamente, con la ansiedad combinada en sus latidos, entablando un monólogo de preguntas y respuestas mientras duraba el recorrido. Aquel día había sido importante, era un éxito privado que iba celebrando mientras reía a solas, su primer trabajo lejos de casa.
Inesperadamente gotas inoportunas comenzaron a caer, rápido se convirtieron en una tormenta intensa que le obligó a detener su trayecto, buscando un lugar donde escampar y se encontró conmigo, refugiado bajo un techo casual y disponible. Aguardaba para encontrarme con compañeros del colegio para ver una obra de teatro como asignación en la clase de español.
Sin duda mis ojos curiosos estaban impresionados con su angelical belleza, era una mujer de unos veinte y tantos, eso decía yo, un adolescente inexperto cuyas hormonas no parecían querer quedarse quietas, inmaduro y tímido todavía, conservaba la creencia inocente de amar para toda la vida, tenía el corazón intacto, fácilmente sobornable.

Hasta ese momento mis aventuras eran en su mayoría, las que creaba en mi memoria, pubertas fantasías que todo adolescente tiene y donde la curiosidad se vuelve una bacteria cuando los adultos vuelven tabú un tema sin necesidad.
Pero en aquel momento estaba junto a una mujer hermosa, no había nadie más, bueno, aparte de la lluvia incesante y otros refugiados distantes, era un glorioso momento, lleno de mutismo sin embargo, pero no importaba, valía la pena la coincidencia. Ella sin embargo, buscó ponerle fin a las miradas y rompió el silencio, yo no sabía que decir cuando su voz fue lo mejor que puede escuchar aquella tarde:
-Hola, no quiere dejar de llover ¿Verdad?
-Si, así parece  -Le dije-  Miento, no le dije nada, solo moví la cabeza afirmando con las mejillas sonrojadas, pero disfrutaba descubrir que ella sabía en su mirada, el efecto que causaba y se divertía mientras tanto.

Tuvo el detalle de contarme lo importante que había sido ese primer día, fue una especie de alquiler de confianza, se notaba la ilusión en cada palabra y sonreía, me gustaba cada vez que lo hacía porque sus ojos duplicaban su belleza.
Fue entonces que la lluvia comenzó a mermar, ella se despidió dulcemente, habría querido ser atrevido y besarle las mejillas por lo menos, pero no, no pude, no tenía las agallas todavía, me tomó las manos con un saludo formal y se fue así como llegó...

Al final me encontré con mis compañeros, quise impresionarlos contando la anécdota y ponerle un poco de condimento a la historia, pero no sirvió de nada, no habían testigos, por ende, para ellos no había pasado.
Entramos a ver la obra por fin, admito que dificilmente me concentré, estuve ocupado con la imaginación construyendo la historia que me hubiera gustado vivir con ella, así se hizo de noche...



viernes, 25 de julio de 2014

De regreso...

Estoy frente a la hoja en blanco otra vez, intentando escribir una especie de vuelta a esta casa,como hijo pródigo, hace mucho no lo hago, el blog debe conservar un resentimiento comprensible, antes era su amigo y él, confesor de mis palabras.
La vida suele cambiar, de pronto el tiempo que antes sobraba para muchas cosas, hoy hace falta o quizá lo invierto mejor, los años y mis decisiones me trajeron nuevas responsabilidades y con ellas muchos cambios que me han enseñado muchas cosas nuevas, dándole en gran medida significado a mi vida.

Mis hijos han crecido demasiado rápido y con esa confirmación, crecieron también los retos y las preocupaciones, el amor, los planes y sueños, un poco de conciencia que me faltaba tener ante las cosas que suceden en esta sociedad que cada dia descubro tan violenta y corrupta, pero con la ayuda de Dios, me voy creando caminos de esperanza, algo que no es fácil porque estoy expuesto a momentos de enojo e incomprensión que supero con un respiro profundo y una oración pidiendo paz cuando falta.
Asi han pasado los años, es implacable el paso del tiempo, todo lo que se lleva, lo que enseña...

Todo es distinto ahora, por eso muchas de esas frases que uno lee, encierran tanta verdad hasta que te toca vivir algo similar y comprendes el sentido que tienen y que antes no le dabas, porque solo parecían palabras bien combinadas y acertadas que compartir con los demás.
Los buenos amigos se han ido, a veces te toca darte cuenta que la amistad es un privilegio que uno espera que los demás le den el mismo valor, pero parece que cuando dejas de ser útil para otros, la amistad es un espejismo que se rompe y entonces como antes, volves a estar solo, pero ya la soledad no duele ni da miedo, se le invita un café y se le habla sin conflictos.
Luego cambias de trabajo, comenzas de nuevo y traes en un saco de recuerdos todos los éxitos y placeres dejados atrás, vences hábitos que no te agradan más, te propones ser mejor, imperfecto, siempre expuesto a cometer un error, pero mas consiente del valor de las cosas y de las personas que se merecen tu respeto y tu incondicional cariño.
Entonces haces nuevos amigos, aunque te cuesta confiar, aprendes a identificar la amistad sincera de la que se viste de apariencia fugaz, aprendes a ser mas seguro tus convicciones, aceptas tus defectos y virtudes y vivís los dias con el propósito de que para ser feliz, debo saber felices a los seres que amo.
El amor deja de ser un tema tabú, se sobrevive de los fracasos y de los fallidos amores, deja de ser el placer el tema de moda y comienza el corazón a sentir otra vez, corriendo riesgos.

Luego vuelvo a escribir, este hobbie que solo entiende el que lo disfruta y lo practica, esta forma personal donde puedo crear una realidad a mi antojo, donde contar historias o desahogar el corazón es tan fácil y uno puede llegar a otras personas, atravesando fronteras y entablando amistades que aunque invisibles, se vuelven en parte, cómplices de tus pensamientos.
Y no se escribe para palmadas en la espalda, se escribe para sobrevivir, para sentirse mejor, para que la imaginación no se quede con toda la magia atrapada en la memoria y la deje salir en palabras escritas.
Espero escribir con la misma regularidad de antes, se siente bien estar de regreso

Un abrazo