lunes, 28 de abril de 2008

Una noche de lecciones













Abro los ojos y un dolor punzante me visita directo en la cabeza y el estómago parece también ponerse en complicidad para arruinarme la mañana.
Son las funestas consecuencias de una noche que no debió ser tan larga pero que inevitablemente lo fue.
Había sido una semana tremendamente estresante llena de actividades, de proyectos que terminar, de expectativas, de presiones , de preocupaciones, en fin , no tenia planificado trasnochar para mantenerme enfocado, pero !What the hell! un par de cervezas no me iban a afectar gran cosa, sin embargo al calor de la platicas existencialistas y repetitivas que se suelen tener cuando el alcohol va apropiándose de tu cordura, pues hubo una leve adición a la cantidad inicial y pues algo en mi subconsciente encendió una luz de alerta y susurro tenebrosamente, casi parpadeando indefinidamente como un anuncio de alta importancia: ¡ No has comido nada !! Y es que no hay cosa fatal para este defectuoso metabolismo mió, que tomar sin comer, eso es el augurio de que habrá una especie de viaje a la zona desconocida de Stephen King y el tema de la película Psicosis parecía retumbar como un ringtone en mi cabeza.
Pero era ya inevitable la idiotez en mi, que hice caso omiso de la advertencia y en vista de que la platica era sobre música ,U2, Depeche Mode y similares pues eso era como añadir azúcar al carbón recién ardiendo, echarle mas leña al fuego para ser mas exacto.
Y es que no puedo negar que al calor de los tragos es cuando nos volvemos algo melancólicos y sabios, lo sabemos todo de todo y aunque estemos errados, los amigos nos celebran las idioteces y asienten con la cabeza, porque hay un vinculo etílico que nos vuelve hermanos, aun si de repente se añade una nueva persona al grupo, se contamina pero se vuelve uno mas de los nuestros.
En mi caso hay temas que si son tocados en ese estado de euforia etílica, pues le ponen el condimento perfecto: películas, libros, música, el pasado y las benditas mujeres entre otros.
Bueno para no aburrirles, para no robarles tiempo valioso y no cansar sus pupilas leyendo esta divertida pero vergonzosa anécdota, pues lo que me termino de matar fue la presunción, el no poder evitar decir “No”.
Al calor de la platica mi compañero de conversación puso sobre la mesa un fino estuche en el que se leía “Dominican’s Cigars” (Habanos dominicanos). Tentado por el fino olor y recordando comentarios de gente conocedora de esos placeres tabaqueros y de la buena calidad de los mismos, me embarque en el placer momentáneo de fumarme un puro dominicano, eso fue el acabose , mi inexperiencia en ese tipo de menesteres me sumergió en la mas fatídica vivencia que quedo en mi como lección aprendida, si ya estaba mal, esa irracional acción acelero mis reacciones y me indicó que era hora de partir y estar en la seguridad de mi cama donde iba a reposar todo el resto de lo que quedaba de la noche/madrugada, hasta el triste despertar con la resaca de consecuencia..
Pero ahí no terminaron mis problemas, subí a mi carro y arranque con la ansiedad de llegar pronto a casa y ya casi a un breve suspiro de arribar, me encontré en una intersección donde no visualicé ningún automóvil y a esa hora considere que no era una falta grave pasarme en rojo el semáforo, al hacerlo y pasando ese tramo, percibo que un carro viene tras de mi , salió no se de donde y al percibir que se acercaba mas a mi, aceleré mas, cual fue mi sorpresa que de repente empiezo a escuchar una sirena de esas que se ven en películas cuando el protagonista ha cometido una falta de tránsito.
¡Me lleva la gran p…! fue una poética frase que instantáneamente me vino a la mente y sentí que el estómago trabajaba mas aprisa, pero desde luego no eran mariposas las que estaba sintiendo en ese momento, ni modo, me detuve y se me solicitó me bajara del carro, como norma de rutina me pidieron mis papeles y puedo agregar que si mi ángel de la guarda estaba molesto conmigo, esa noche estuvo ahí cual amigo fiel.
Era evidente que había tomado, pero no era para tanto, era mas el bendito puro el que me tenia mas mareado que cuando me subí a la montaña rusa en six flags, pero estaba demasiado cerca de mi casa, era evidente que desperté sospechas razonables por aceleran al ver el carro que venia tras de mi, pero ni idea que era el de la policía, al contrario como la inseguridad ciudadana esta tan tremenda pensé que estaba a punto de volverme una estadística mas.
Registraron mi auto y luego que me identifique, vieron que no era un facineroso que se había dado a la huida sino un civil que había cometido el pecado de tomar de más.
Esa noche hice las paces con la policía de tránsito de mi ciudad, de quienes pensaba no hacían su trabajo como debían y es notorio que el oficial que manejaba la patrulla no era el típico policía que esperaba ver, se expresó con elocuencia y educación otorgándome una llamada de atención con fundamento sobre mi estado, pero con una fineza que admiré y al saber que estaba cerca de casa, se ofreció escoltarme aduciendo que la zona a esa hora era peligrosa y no me recomendaba andar solo por el sector.
Escuche y acate sus observaciones con obediente condescendencia.
Gracias Oficial “M” obviaré el apellido para no hacerlo famoso a costas de los nervios casi de infarto que sentí, aprendí la lección.
Y así concluyó una noche que debió terminar mucho mas temprano y sin sustos ni habanos dominicanos, sin la patrulla tipo los Dukes de Hazard corriendo tras mío y sin esa resaca, goma, guayabo, hangover etc. que me tuvo quieto muriéndome por una súper sopa de res bien cargada con limoncito, Chile y extras para recuperar los electrolitos perdidos y volver a sentirme entero para poder contarles esta historia con la que por lo menos una vez en la vida se sentirán identificados.
El abrazo que dejo esta vez lo doy despacito aun convaleciente pero con el mismo cariño de siempre.
Hasta la próxima
SPS 27 Abril 2008 1:00p.m.