sábado, 13 de diciembre de 2008

Jugarretas de un sueño...

Y repentinamente la vi ahí junto a mí, sonriendo dejándose llevar por la emoción de vernos ahí atravesando las fronteras de la imaginación, transportados en un viaje que no tenía más que un único propósito: robarle al tiempo un momento mágico que dure lo que nuestras emociones.
Tomé tu mano que era como una lluvia tibia de nervios y la coloque en mi pecho, mientras mis ojos parecían quemar tus pupilas, que como una visión divina, entrecortaba mi respiración que se incrementaba entre más breve se hacia la línea divisoria entre la ansiedad y el fuego en el que quería arder.
Al sentir tu mano tibia en mi pecho, noté el asombro que provocaba en ti percibir que estaba a punto de abrirse mi corazón de la inexplicable emoción de tenerte cerca.
Inicié la acometida, me deje llevar por el momento, por el olor embriagante de tu piel que seducía el espacio donde me encontraba y fue que sin planearlo siquiera, mis manos acariciaban tus mejillas calientes y mi boca sentía la seductora invitación de probar tus labios hermosos , dispuestos, ansiosos.
Te besé lentamente intentando dibujar con mi boca la forma seductora de tus labios de seda y al hacerlo no hubo regreso, correspondías químicamente al placer de hacer con dos bocas una, me robabas en un beso el alma, el corazón. Aspirabas en una fiesta de fluidos mis pasiones, mi fuego que había estado apagado, exciliado de emociones y me sentía vivo.
En ese momento tuve una amnesia momentánea que impedía que recordara lo que era la melancolía, la tristeza, la soledad acompañada, la injusticia, la frustración , vinieron a mi solo recuerdos intensos pintados de sonrisas que parecían no tener fin.
Presos de una pasión desmedida nuestros cuerpos hicieron fiesta, una sombra de contrastes y una lluvia de gemidos adornaron el ambiente, se congelo el tiempo, los relojes se declararon en huelga de tic tacs, porque los de nuestros corazones parecían intimidarlos.
Cuando al fin nuestros cuerpos saciaron las ganas y la ternura toco a las puertas de nuestras palabras, los suspiros fueron expresiones mudas que desnudaban la alegría de una entrega compartida.
Sin saber porque, empeze a creer que deliraba, de pronto, su imagen empezó a desvanecerse, como microscópicos granos de arena y en mi desesperación por evitar que sucediera, mas se desvanecía. Una sensación desesperante se adueño de mi cuando vi el espacio donde estaba desaparecer, preso de miedo, casi inconsciente, deje escapar un grito, fue cuando me enteré que otra jugarreta ficticia me había jugado una trampa.
Un sueño, un ardiente y fascinante sueño que me sumergió en una vivencia casi palpable como la vida misma y que dejó un recuerdo sin rostro que aun al escribirlo me mueve por dentro.
Al despertar se me vino a la memoria una inolvidable porción de la novela "La Vida es Sueño" donde Segismundo, personaje inmortal de la misma expresa lo que a continuación cito:

" ¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son."

Despierto estoy y aunque los sueños sueños son, ¡! Ah que divino es materializar lo imposible a veces en pequeñas escenas dormidas!!

Un abrazo