lunes, 13 de septiembre de 2010

Dejemos de quejarnos


Volví a tomar papel y lápiz y me interné en esta aventura entre letras. Debo reconocer que cualquier emoción de tristeza se disipa de inmediato si dejo fluir las ideas, las emociones y las dejo así tiradas por aquí, con algún pensamiento, algún mensaje o sencillamente porque me dio la gana hacerlo.

La eterna lección aprendida, la vida, sus constantes enseñanzas,
algunas duelen y perduran, otras se esfuman rápidamente.
Somos muchas veces generadores de nuestras propias inconsistencias, creemos
que para que nuestra vida sea perfecta no debe tener sinsabores,
sin embargo, eso es lo que realmente le da valor a nuestra existencia.

Divinas aquellas palabras del Carpintero de Galilea donde nos dice que,
tomemos nuestra Cruz y le sigamos, una metáfora importante, un mensaje lleno de sabiduría, esas cosas que nos toca vivir, esos cambios, esas consecuencias de nuestros actos que nos cambian el horizonte de nuestros días y de las cuales no debemos renegar sino aceptar y humildemente seguir viviendo, aprendiendo ciertamente de ellas.

¿Qué sentido tendría no tener ni conocer el concepto de pérdidas?
No todo es ganancia en la vida, no vivimos un cuento de hadas,
vivimos la vida misma, despertamos con miles de problemas, ansiedades,
planes, cosas que resolver, en fin, nunca un día tiene el mismo color del otro.

Caminamos entre risas y lágrimas, entre paz e incertidumbre,
tarde o temprano, algún evento nos pone de frente con una realidad
que a veces pretendemos olvidar, porque sustituimos lo importante por lo aparente.
Nos rodeamos de personas que se dicen sinceras y cuando la desgracia
nos visita de repente, se vuelven invisibles y nos damos cuenta que estamos más solos de lo que realmente creímos estar y así vienen las decepciones.

En el amor nos pasan dos cosas, lo cuidamos y sin lógica nos deja,
ó lo lastimamos y provocamos su distanciamiento, muchas veces sin retorno, es ahí donde nos podemos cara a cara con nuestros sentimientos,
nos damos cuenta de que cosas eran para nosotros realmente importantes y al no tenerlas, nos invade una depresión profunda provocada por nuestras
malas actitudes.
Y la vida prosigue, no se detiene, pero cada uno de esos hechos desdichados
no pasan sencillamente porque se le antojó al destino traerlos a colación,
sino que algo estaba pasando con nuestras actitudes que fue necesario
que sucedieran ciertas cosas para darnos cuenta y ponerle un remedio,
una cura al error que estábamos cometiendo sin que pudiéramos percatarnos en su debido momento.

Hoy el sol tiene un color intenso, puede que por la tarde un par de nubes negras le quiten el contento y llore el cielo, sin embargo, he aprendido a disfrutar ver la lluvia caer, porque descartando el efecto romántico que dicha escena motiva,también representa limpieza, cura, depuración de fallas.
El problema nace cuando nos pasamos quejando de lo que nos pasa,
de nuestras malas decisiones, pero no hacemos nada para ponerle un alto a las equivocaciones, nos calmamos un tiempo mientras dura la nostalgia y
como por arte de magia, retomamos las actitudes que a la larga nos volverán a lastimar con mayor fuerza cada vez.

¡No permitas que tu vida sea una eterna película repetida,
un lamento cotidiano, un círculo vicioso y doloroso…! Haz Algo!
No te condenes al mismo error, abre los ojos, cambia tu actitud y cambiarán los resultados, no esperes que la vida te siga lastimando, no porque la vida sea así, sino, porque tú te lo sigas provocando.

Es decisión personal saber qué hacer con las lecciones, las aprendemos
y hacemos un cambio radical de comportamientos o seguimos entercados en
hacer lo mismo y obtener los dolorosos resultados siempre.
Espero cada quien encuentre la fuerza y el valor para que cada lección aprendida genere un nuevo ser humano, más maduro, mas sabio…

Mientras me quedo con ese pensamiento….

Un abrazo