miércoles, 3 de marzo de 2010

La vida es bella y otras metáforas


Me he dado a la tarea últimamente, de percatarme de las cosas que son realmente importantes en mi vida y preocuparme por hacer algo productivo con ellas.
Cierto es que todos tenemos nuestro propio mundo privado donde nos sentimos a gusto, ese sitio donde hay personas que nos conocen bien desde lo mas virtuoso hasta el defecto que mas nos delata.
Sin lugar a dudas es en el seno de nuestra familia, sea esta complicada o no, donde nos identificamos mas, de ahí proviene muchas veces, el ser humano que llegamos a convertirnos para mal o bien.
Desde luego que cada uno de nosotros tiene sus prioridades, todas van de sencillas a complejas, dependiendo el grado de evolución de las experiencias vividas, para unos, pueden ser a nivel profesional; una maestría etc, material; un carro nuevo; afectivo, un amor estable etc...
Particularmente en mi caso y creo en el caso generalizado de las personas que tienen hijos, sea cual fuere su estado civil escogido, hay en nosotros una intención de hacerles a ellos un poco menos complicado el proceso de evolución y enfrentarse a la vida; comentario utópico pero verídico en la mayoría de nosotros.

Pensando en que tema utilizar para traerlo a colación, recordé al inolvidable personaje de "Guido" en la galardona película italiana "La vita è bella",donde Roberto Benigni se consagró con un Oscar.
Recordé especialmente el momento en que Guido se casa con Dora, su "Principessa" y tienen a su hijo.
El giro dramático que tiene lugar cuando los alemanes los capturan y los llevan a un campo de concentración y la lucha implacable de Guido de privar a su hijo del terror real que implicaba estar presos en un lugar, donde la muerte acechaba como un fantasma criminal cada dia.
Para lograr ese efecto, Guido inventa un mundo donde todo lo que se vive en ese campo de concentración es un juego divertido donde todos son actores de un circo inventado.
Ese detalle, esa muestra de amor es lo que hace que se nos comprima el corazón y nos capture la trama de la película cuando al final Guido es asesinado a breves momentos de la rendición alemana y la muerte irremediable de Adolfo Hitler.

Fue ahí cuando me vino a la mente que para nuestros hijos un campo de concentración metafóricamente hablando, podrían ser nuestros problemas personales, financieros, etc....
Como padres, tratamos de mantenerlos aislados de semejantes preocupaciones y en su lugar, tratamos de hacerles la vida mas llevadera, que vivan su infancia y adolescencia sin problemas, que se dediquen a jugar, a cumplir sus deberes con su mente y corazón puros sin aflicciones que sean producto de nuestros errores o decisiones equivocadas.

El motivo principal que me provocó escribir este artículo, tiene un origen casual: Recuerdo que tomé un taxi saliendo de la oficina rumbo a casa, durante el trayecto surgió una plática trivial entre el motorista y yo, quizás ese día el necesitaba desahogarse con alguien y me toco ser el seleccionado.
Me comentaba que estaba muy mal , que había perdido su casa y que estaba viviendo casi de arrimado donde un familiar y que le rompía el corazón ver a su hijo pasando calamidades por ese abrupto cambio en su economía.
Había perdido el apetito y sentía que la vida no tenia sentido, le dolía sobremanera haber arrastrado a su hijo a una vivencia tan dura y era una experiencia mas que frustrante y dolorosa.
Me causó un gran pesar escucharle mientras su rostro se desdibujaba, parecía fugazmente estacionar la mirada callando y luego volvía al presente.
Fue entonces cuando me solidaricé con su pena.

Más de alguna vez como padres, sea que exista matrimonio o no, atravesamos por pruebas tremendas, que suelen consumirnos por dentro, aquellas que tienen que ver con el dinero, deudas, pérdida de trabajo,conflictos de pareja etc...
Solo el que ya ha pasado por una crisis financiera severa, sabe lo que es tener que disimular que todo esta bien y al llegar la noche buscar un rincón en soledad para desahogar el pánico de no saber si lograremos solventar los problemas, pero todo esto en silencio sin causar preocupación a nadie mas.
Todos, en algún momento de nuestra vida, cuando logramos experimentar la bendita suerte de ser padres, vivimos con la premisa de hacer la vida de nuestros hijos lo mas agradable y estable emocionalmente, esto no significa complacerlos o mimarlos, no, significa mantenerlos al margen de preocupaciones que no son de su edad y encargarnos los adultos de solventar los conflictos de una forma mas productiva.

Actuando así, no podrán ver lo abominable del campo de concentración de nuestros problemas, podrán seguir siendo niños, podrán seguir riendo y celebrando su infancia, ya encontraremos nosotros la forma adecuada de resolverlo...

Un Abrazo