martes, 13 de octubre de 2009

Decepciones Inesperadas


Hace mucho no escribía y quise ponerle punto final a esa sequía de palabras, igual sin un plan en mente organizado, se me ocurrió hablar de esas sensación imprevista que suele afectarnos a veces y que tienen por nombre decepciones.
Nadie te vacuna contra ellas, te pueden afectar en el momento menos pensado con la persona que menos lo esperas, dependiendo la confianza que tengas en alguien, de igual manera es el dolor que provoca cuando nos defraudan y generalmente cuando sucede, se abre un abismo que difícilmente desaparece de nuestras memorias.
¿Cómo advertirlo o prevenirlo? No hay un gurú que pueda vaticinarlo, llega sin esperarlo, no solo se limita a las personas, también a los proyectos, a cosas que se esperan, resultados etc.
Personalmente trato de no defraudar la confianza de las personas que aprecio y quiero, obviamente no son todas, siempre hay un número reducido de personas a las que incluimos en esa canasta selecta de complicidades, más que nada, porque comparten de alguna forma nuestras cuitas y eso permite que exista un vínculo de comprensión mucho mayor que con otras personas, que pueden solo conocernos vagamente por una deducción mas errada que cierta.

Por dicha razón cuando nos fallan, la tristeza es inmensa, no se supera pero más que nada porque nos sentimos razonablemente traicionados, aparte, nos reclamamos no haber tenido un ojo más crítico y sabio para haberlo prevenido en su momento.
Todos esperamos no terminar nunca esos lazos de confianza con estas personas especiales, siempre se necesita un hombro donde apoyarnos, una mano extendida cuando sentimos que nos estamos hundiendo en aguas movedizas y requerimos una ayuda extra que nos de un respiro cuando nuestro aire, ya no es suficiente para enfrentarlo.
Por suerte en mi caso han sido pocos los momentos en que me he visto frente a una revelación penosa como esa, pero igual, afirmo que han sido muy dolorosas cuando provienen de alguien a quien hubiera puesto mis manos al fuego defendiendo su lealtad.

Igual seguirá pasando, ojala no tan frecuente, es parte de la conducta humana, sin embargo sé que a pesar de todo, siempre quedarán algunas que se mantendrán incambiables aun a pesar de los tsunamis que la vida utilice para ponerlos a prueba, el tiempo y las vivencias serán las muestras de que siempre existirán razones para confiar en las personas.
Debo confesar que retomar este mundo de las palabras escritas me dibujo una que otra mueca de alegría en el rostro, símbolo de gusto y afirmación, escribir me da vida, me motiva, me inyecta serotonina automáticamente en las dosis adecuadas y me dejo llevar, soy viento que se mueve libre dejando a su paso pensamientos.


Me despido por ahora, un abrazo