martes, 11 de noviembre de 2008

Dejando Huellas

Hace poco mientras leía un artículo de una interesante revista, me causo interés un escrito que se refería a un personaje que vivió sin penas ni glorias, para sí mismo y en su afán, no dejo huellas de su recorrido, unas veces siendo feliz y otras con penurias.
Me pregunté con una especie de preocupación repentina: ¿Dejaré huellas que podrán ser vistas por otros cuando deje de existir? ¿Podré, con todos mis defectos y mis contadas virtudes dejar alguna gota positiva en los que convivieron conmigo a través de los días que la fortuna me permitió cohabitar en este mundo?
De una u otra forma todo dependerá del cristal con que se mire, puesto que siempre habrán personas que me criticaran y juzgaran hasta donde sus percepciones les permitan, unas lo harán simplemente basándose en el cubrimiento externo de lo que suponen que es cierto o en las apariencias, otras, los que realmente me conocen, podrán con criterio fundamentado expresar las virtudes y los defectos que me hicieron ser el que soy.
Dejar huellas, huellas de vida, huellas de amor, de esperanza, que nos recuerden con cariño, con nostalgias sin remordimientos, sin resentimientos, ingresar al salón de la fama de las memorias de aquellos que, gracias a circunstancias cronológicas de la vida, tuvieron contacto breve o prolongado con nosotros.
Y es cuando medito que muchos, cuando toca el momento de juzgar el recorrido de alguien en la vida, más que mencionar sus logros, se concentran en sus fallas, en sus desaciertos , en las ridiculizaciones de sus acciones cuando por un momento fortuito tuvieron una caída.
¿Por qué no tomarnos el tiempo de valorar las vivencias positivas, las sonrisas, los valores, los dones, los aciertos, las reivindicaciones personales, esas cosas que muchos a veces carecemos y por un egoísmo casi ancestral nos impedimos valorar en los demás? Nuestra naturaleza humana es tan contradictoria a veces que en pretender ser justos, cometemos injusticias.
Dicho esto nos queda la tarea diaria de vivir con intensidad, con libertad, dejando huellas imborrables, ojala que positivas en los demás.
Llegará el momento en tu vida cuando estés a solas con tus propios pensamientos, quizás con la sábana frágil de la vejez , que una ráfaga de momentos como escenas breves de película te harán suspirar y es cuando podrás darte cuenta si tus pasos dejaron rastros o fueron efímeros sin guardar ni una tan sola evidencia de haber sido compartidos.

Mientras camino…Un Abrazo