domingo, 21 de junio de 2009

Un arte infantil de elevado precio


Me levanté tarde, es Domingo y la flojera es una virtud que celebro.
Estoy solo con mis silencios y mis ansiedades por satisfacer, esperando una nueva semana que se perfila extremadamente estresante pero productiva.
Como rutina mañanera de este dia, enciendo el televisor buscando mis dos programas matutinos imperdibles, son para mi como la cafeína que no consumo en formato líquido pero si visualmente:CSI Miami y The amazing race por el canal AXN.
Una vez completado el ritual visual, decido suplir mis necesidades alimenticias puesto que ciertos ruidos como ecos en caverna, le piden a mi organismo que haga algo.
Es impresionante el calor que hace, darme un baño es una actividad necesaria y relajante que debo hacer a la brevedad posible para despejar las ideas, motivar las esperanzas tercas y consistentes que aun me quedan vigentes.
Por accidente y mientras ordeno el caos en que tengo mi estante de libros y revistas, escondido, en espera de ser encontrado, dormía una artística y tierna creación: Una diminuta pintura, un dibujo, un intento pequeño de arte que Anahí mi hija de 11 años, decidió plasmar al parecer y según me comentó días atrás cuando le dió el nacimiento oficial al producto,representa en su fantasiosa imaginación, una versión light del Titanic y en lugar de ser Leonardo di Caprio y Kate Winslet en la escena clásica donde el expresa lleno de pasión que es el rey del mundo, aparecen dibujados dos nuevos personajes invitados trazados a lápiz: el primero parece ser una ave(Esta afirmación es en base a una entrevista previa a mi hija menor Arianna que colaboró con la obra dejando el trazo de esta diminuta forma con alas) la otra, es nada mas y nada menos que Lulú, una amorosa cotorra, lora que es la adoración de ambas.
Al tener en mis manos tan valioso retrato que para mi vale mas que un picaso, no pude mas que sonreír y sentir nostalgia, puesto que hoy partieron de vacaciones durante una semana, dejando en silencios profundos no solo este espacio de la casa, sino también silenciando las sonrisas que dibujan en sus caritas, que al disfrutarlas me llenan la vida.
Fue entonces que tomé esta infantil obra de arte y la ubiqué cerca de mi, como un amuleto de buena suerte, como un recordatorio fiel que ser padre de tres hijos ha sido el mejor regalo que la vida pudo regalarme, una gran responsabilidad también que a medida avanza el tiempo, voy tratando de aprender a sobrellevarla de mejor forma.
No podía ser mejor selección de imagen para respaldar este blog, que esta creación de mis hijas de colores infantiles, de trazos imperfectos, de pura magia imaginativa que hizo que repentinamente el corazón diera un salto de alegría, dejando escuchar sus tiernas sonrisas en mi despierta imaginación.
Bajo la almohada de mi cama, hallé una nota sorpresa escrita por una de ellas antes de partir, por primera vez no me puse a corregir los errores de ortografía que tenía, porque me quede mudo derramando una lágrima cómplice que se deslizo de manera imprevista.

Mientras regresan y espero que sean pronto,

Dejo un abrazo