lunes, 15 de diciembre de 2008

Por el arte anónimo


No sé si es que me transformo al escribir, a veces no sé si soy yo o es esta ansiedad insaciable de sacar fuera este mundo mío en sensibles palabras dibujadas, lo que me convierte en otro cuando inicio la aventura de un nuevo blog escrito.
Entonces deduzco que todos tenemos una actividad que nos apasiona, algo que nos involucra con una marcada alegría, nos envicia adictos de una indescriptible sensación que se torna de sabores entre mas la vivimos.
Admiro al alfarero que con sus manos crea vida en barro, al pintor que traza en colores su alma, su sentir, su expresión absoluta, al canillita que con su voz potente, distribuye el periódico vivaz mercadeándolo, sazonando las noticias del día para ser vendidas, admiro también a la señora humilde que madruga cada día a un puesto de comidas que administra en el mercado, al albañil que con cemento une ladrillos y entre sudor y sudor, sobrevive un destino, al músico clandestino y al que se muestra en las plazas captando adeptos.
En fin la lista se volvería como una historia sin fin, cada persona tiene un mundo aparte donde tiene la libertad de ser pleno, de expulsar sin restricciones sus privadas emociones.
Muchos tienen talentos que no explotan, que no salen del callado anonimato, de un encierro personal que dejan silenciado, sin intentar mostrar al mundo que dentro de sus sencillas almas, se esconden diamantes de intenso brillo.
He tenido la suerte de conocer algunas de estas personas cosechando una sincera admiración, han dejado huellas de vida que han sido como estímulos, alicientes, para seguir confiando en que la raza humana aun con sus aislados desaciertos, sigue siendo una perfecta creación divina.
Por esas personas especiales que en su sencillez esconden un valor humano inmensurable, que tienen el valor de expresarse sin penas, sin vergüenzas, por esas y por tantas otras que son íntegras y llenan de arte este mundo, por ellas seguiré encontrando una nueva excusa para dejar en palabras, mi corazón.

Un abrazo