lunes, 9 de febrero de 2009

Cuando el alma se doblega


Si encontrara una máquina novedosa de rayos "A", para ver el contenido afectivo de una alma atribulada y poder provocar, desarrollar la panacea de cada afección en ella, percibo que me volvería famoso.
Una alma herida no se repara con monedas ni de oro, ni de plata, ni con dólares o Euros, ni con antídotos amazónicos milagrosos, construidos por la propaganda engañosa que invita a gastar en lo que no necesitamos, ni se cura con cuerpos hermosos para revolcones insaciables liberadores, ni se cura con drogas que te llevan de la mano gratis al abismo indescifrable de una muerte irreversible.
Un alma en destierro es un mundo donde la luz no existe y la oscuridad se vuelve el único ambiente concebido para existir.
Esa alma siente que un respiro quita en un soplo la vida y se desvanece el arribo de la esperanza que se encuentra en el exilio.
No hay salidas, todos los caminos son un punto ciego que no lleva a ningún lugar y las sonrisas se vuelven dibujos en extinción, se renuncia a las luchas, a la persistencia al rescate de emociones.
Cuando esos momentos nos hacen la cruel jugarreta, la única salida es resistir, soportar, sobrevivir.
Cuando el huracán se aleje de nosotros no solo quedarán despojos, sino también enseñanzas.

Un abrazo