jueves, 26 de marzo de 2009

Dándome un respiro


Hago un alto. Es necesario a veces bajar las revoluciones de nuestros pasos y darnos cuenta de lo que nos perdemos cuando nos dejamos absorver por un agitado andar cotidiano que nos envuelve.
Respirar, admirar las pequeñas cosas, olvidar por un momento el stress de cosas pendientes de resolver, de cuentas que pagar, de el trajín de responsabilidades en que se ha convertido nuestra vida.
Quisiera declararme en huelga de preocupaciones, tomar mi equipaje y partir hacia una montaña lejana donde la acaricie un vasto y apacible rio y en sus aguas explorar, navegar lento e intentar volverme pescador en su espacio y en esa actividad reposar mis hombros.
Poder ahí escuchar a solas los sonidos de mi alma que se confunden con las tonadas de jilgueros y animales que se invitan solos a la escena.
Meditar, resumir, analizar como esta mi vida y que aun me falta lograr, planear, definir y poner manos a la obra.
Es el momento para aislarme y reencontrarme, para desintoxicarme de las visicitudes que la vida a veces pone en el camino, intentando aleccionarme para volverme mas sensato.
Ya el aire lo percibo no tan viciado de inciertos y pensamientos redundantes, me siento en paz, dispuesto, atento a valorar lo mas mínimo y sencillo, percibir a las personas en su esencia como debe ser, saber que todos sin excepciones, tienen historias que contar y yo soy todo oidos.

Un abrazo